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viernes, 10 de febrero de 2012

Destinado a estar contigo

Lo miró con aquellos ojos cristalinos como el agua. Estaban manchados por el miedo.
¡Era insufrible!
Después de todo lo que había pasado por ella y aún así se sentía culpable por hacerle daño. Maldita fuera por tener aquella mirada de gatita desvalida que rompería el corazón al mismo diablo. Pero no. No iba a consentir que lo manejara como a una marioneta nunca más. Esa mirada era una trampa. Ella sabía cómo se le partía el alma cada vez que lo miraba así. No podía ceder. Debía mantenerse firme.
Ella se dio cuenta de que su súplica no tendría respuesta. Con un encogimiento, apartó la mirada. Él pudo ver como un destello corría por su mejilla. Una lágrima que no tardó en ser seguida por muchas otras, que empaparon su preciosa piel de porcelana.
Maldita fuera.
-¡Está bien!-gritó, y en lo más profundo de su alma, se alegró de haber cedido a la tentación.-Me quedaré contigo.

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